EL LOS SIGUIENTES CAPITULOS Y VERSICULOS DE LA BIBLIA,DESDE EL PRIMERO,HASTA EL ULTIMO,SE DARAN CUENTA QUE DICE QUE FUERON LOS MISMOS PRINCIPALES SACERDOTES,PRINCIPALES MESTROS DE LA LEY,ESCRIBAS Y FARISEOS LOS QUE MATARON A JESUCRISTO.TODOS SIEMPRE ESTUBIERON EN CONTRA DE JESUS CRISTO.NO SE DEJEN ENGAÑAR POR CATOLICOS Y FALSOS EVANGELICOS,QUE NO SON EN REALIDAD AL PARECER DE NINGUNO DE LOS DOS LADOS,YA QUE A QUIENES APOYAN ES A PERSONAS FAMOSAS Y TAMBIEN POBRES,PERO MALISIOSAS QUE TRATAN DE GANAR CASOS HASTA CON METIRAS,COMO LAS BASURAS QUE CONOZCO.YO SOY THE SPY OF THE FEAR(EL ESPIA DE EL MIEDO),PICALONGA PRODUCTION PROMOTION,QUE VENGO A ACLARAR QUE JESUCRISTO NO ERA ROMANO,NI ESCUCHABA A ROMANOS Y TAMPOCO EL TEMPLO QUE VISITABA ERA DE ROMANOs,NI VISITADO POR ROMANOS Y LOS SIGUIENTES DATOS LO CONFIRMAN.JESUS CRISTO NUNCA FUE CATOLICO,ERA JUDIO,NACIO EN BELEN DE JUDEA,QUE TAMBIEN EN LA ANTIGUEDAD ANTES DE EL ERA CONOCIDA COMO LA CIUDAD DE JUDA,Y HIBA A LA SINAGOGA O TEMPLO DE LOS JUDIOS Y HASTA LOS MISMOS JUDIOS LO ODIABAN,SIENDO JUDIO COMO ELLOS,NO SE DEJEN ENGAÑAR POR LOS CATOLICOS Y FALSOS EVANGELICOS Y PARA QUE NOTEN QUE ES VERDAD LO QUE DIGO,LEAN AUNQUE SEA INICIANDO EN EL CAPITULO 27 DE MATEO VERSICULOS DESDE EL 1 HASTAL EL 44 Y MATEO CAPITULO 23 VERSICULOS O VERSOS INICIANDO EN EL 1 HASTA EL 37.
27 Cuando amaneció, todos los jefes de los sacerdotes y los ancianos de los judíos se pusieron de acuerdo en un plan para matar a Jesús. 2 Lo llevaron atado y se lo entregaron a Pilato, el gobernador romano.
3 Judas, el que había traicionado a Jesús, al ver que lo habían condenado, tuvo remordimientos y devolvió las treinta monedas de plata a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos, 4 diciéndoles:
—He pecado entregando a la muerte a un hombre inocente.
Pero ellos le contestaron:
—¿Y eso qué nos importa a nosotros? ¡Eso es cosa tuya!
5 Entonces Judas arrojó las monedas en el templo, y fue y se ahorcó.
6 Los jefes de los sacerdotes recogieron aquel dinero, y dijeron:
—Este dinero está manchado de sangre; no podemos ponerlo en el cofre de las ofrendas.
7 Así que tomaron el acuerdo de comprar con él un terreno llamado el Campo del Alfarero, para tener un lugar donde enterrar a los extranjeros. 8 Por eso, aquel terreno se llama hasta el día de hoy Campo de Sangre. 9 Así se cumplió lo que había dicho el profeta Jeremías: «Tomaron las treinta monedas de plata, el precio que los israelitas le habían puesto, 10 y con ellas compraron el campo del alfarero, tal como me lo ordenó el Señor.»
11 Jesús fue llevado ante el gobernador, que le preguntó:
—¿Eres tú el Rey de los judíos?
—Tú lo has dicho —contestó Jesús.
12 Mientras los jefes de los sacerdotes y los ancianos lo acusaban, Jesús no respondía nada. 13 Por eso Pilato le preguntó:
—¿No oyes todo lo que están diciendo contra ti?
14 Pero Jesús no le contestó ni una sola palabra; de manera que el gobernador se quedó muy extrañado.
15 Durante la fiesta, el gobernador acostumbraba dejar libre un preso, el que la gente escogiera. 16 Había entonces un preso famoso llamado Jesús Barrabás; 17 y estando ellos reunidos, Pilato les preguntó:
—¿A quién quieren ustedes que les ponga en libertad: a Jesús Barrabás, o a Jesús, el que llaman el Mesías?
18 Porque se había dado cuenta de que lo habían entregado por envidia.
19 Mientras Pilato estaba sentado en el tribunal, su esposa mandó a decirle: «No te metas con ese hombre justo, porque anoche tuve un sueño horrible por causa suya.»
20 Pero los jefes de los sacerdotes y los ancianos convencieron a la multitud de que pidiera la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús. 21 El gobernador les preguntó otra vez:
—¿A cuál de los dos quieren ustedes que les ponga en libertad?
Ellos dijeron:
—¡A Barrabás!
22 Pilato les preguntó:
—¿Y qué voy a hacer con Jesús, el que llaman el Mesías?
Todos contestaron:
—¡Crucifícalo!
23 Pilato les dijo:
—Pues ¿qué mal ha hecho?
Pero ellos volvieron a gritar:
—¡Crucifícalo!
24 Cuando Pilato vio que no conseguía nada, sino que el alboroto era cada vez mayor, mandó traer agua y se lavó las manos delante de todos, diciendo:
—Yo no soy responsable de la muerte de este hombre; es cosa de ustedes.
25 Toda la gente contestó:
—¡Nosotros y nuestros hijos nos hacemos responsables de su muerte!
26 Entonces Pilato dejó libre a Barrabás; luego mandó azotar a Jesús y lo entregó para que lo crucificaran.
27 Los soldados del gobernador llevaron a Jesús al palacio y reunieron toda la tropa alrededor de él. 28 Le quitaron su ropa, lo vistieron con una capa roja 29 y le pusieron en la cabeza una corona tejida de espinas y una vara en la mano derecha. Luego se arrodillaron delante de él, y burlándose le decían:
—¡Viva el Rey de los judíos!
30 También lo escupían, y con la misma vara le golpeaban la cabeza. 31 Después de burlarse así de él, le quitaron la capa roja, le pusieron su propia ropa y se lo llevaron para crucificarlo.
32 Al salir de allí, encontraron a un hombre llamado Simón, natural de Cirene, a quien obligaron a cargar con la cruz de Jesús.
33 Cuando llegaron a un sitio llamado Gólgota, (es decir, «Lugar de la Calavera»),34 le dieron a beber vino mezclado con hiel; pero Jesús, después de probarlo, no lo quiso beber.
35 Cuando ya lo habían crucificado, los soldados echaron suertes para repartirse entre sí la ropa de Jesús. 36 Luego se sentaron allí para vigilarlo. 37 Y por encima de su cabeza pusieron un letrero, donde estaba escrita la causa de su condena. El letrero decía: «Éste es Jesús, el Rey de los judíos.»
38 También fueron crucificados con él dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. 39 Los que pasaban lo insultaban, meneando la cabeza 40 y diciendo:
—¡Tú ibas a derribar el templo y a reconstruirlo en tres días! ¡Si eres Hijo de Dios, sálvate a ti mismo y bájate de la cruz!
41 De la misma manera se burlaban de él los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley, junto con los ancianos. Decían:
42 —Salvó a otros, pero a sí mismo no puede salvarse. Es el Rey de Israel: ¡pues que baje de la cruz, y creeremos en él! 43 Ha puesto su confianza en Dios: ¡pues que Dios lo salve ahora, si de veras lo quiere! ¿No nos ha dicho que es Hijo de Dios?
44 Y hasta los bandidos que estaban crucificados con él, lo insultaban.
23 Después de esto, Jesús dijo a la gente y a sus discípulos: 2 «Los maestros de la ley y los fariseos tienen la responsabilidad de interpretar a Moisés. 3 Así que ustedes deben obedecerlos y hacer todo lo que les digan. Pero no hagan lo que hacen ellos, porque no practican lo que predican. 4 Atan cargas pesadas y las ponen sobre la espalda de los demás, pero ellos mismos no están dispuestos a mover ni un dedo para levantarlas.
5 »Todo lo hacen para que la gente los vea: Usan filacterias grandes y adornan sus ropas con borlas vistosas; 6 se mueren por el lugar de honor en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, 7 y porque la gente los salude en las plazas y los llame “Rabí”.
8 »Pero no permitan que a ustedes se les llame “Rabí”, porque tienen un solo Maestro y todos ustedes son hermanos. 9 Y no llamen “padre” a nadie en la tierra, porque ustedes tienen un solo Padre, y él está en el cielo. 10 Ni permitan que los llamen “maestro”, porque tienen un solo Maestro, el Cristo.11 El más importante entre ustedes será siervo de los demás. 12 Porque el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.
13 »¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Les cierran a los demás el reino de los cielos, y ni entran ustedes ni dejan entrar a los que intentan hacerlo.
15 »¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Recorren tierra y mar para ganar un solo adepto, y cuando lo han logrado lo hacen dos veces más merecedor del infierno que ustedes.
16 »¡Ay de ustedes, guías ciegos!, que dicen: “Si alguien jura por el templo, no significa nada; pero si jura por el oro del templo, queda obligado por su juramento.” 17 ¡Ciegos insensatos! ¿Qué es más importante: el oro, o el templo que hace sagrado al oro? 18 También dicen ustedes: “Si alguien jura por el altar, no significa nada; pero si jura por la ofrenda que está sobre él, queda obligado por su juramento.” 19 ¡Ciegos! ¿Qué es más importante: la ofrenda, o el altar que hace sagrada la ofrenda? 20 Por tanto, el que jura por el altar, jura no sólo por el altar sino por todo lo que está sobre él. 21 El que jura por el templo, jura no sólo por el templo sino por quien habita en él. 22 Y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por aquel que lo ocupa.
23 »¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Dan la décima parte de sus especias: la menta, el anís y el comino. Pero han descuidado los asuntos más importantes de la ley, tales como la justicia, la misericordia y la fidelidad. Debían haber practicado esto sin descuidar aquello. 24 ¡Guías ciegos! Cuelan el mosquito pero se tragan el camello.
25 »¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Limpian el exterior del vaso y del plato, pero por dentro están llenos de robo y de desenfreno. 26 ¡Fariseo ciego! Limpia primero por dentro el vaso y el plato, y así quedará limpio también por fuera.
27 »¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que son como sepulcros blanqueados. Por fuera lucen hermosos pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de podredumbre. 28 Así también ustedes, por fuera dan la impresión de ser justos pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad.
29 »¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Construyen sepulcros para los profetas y adornan los monumentos de los justos. 30 Y dicen: “Si hubiéramos vivido nosotros en los días de nuestros antepasados, no habríamos sido cómplices de ellos para derramar la sangre de los profetas.” 31 Pero así quedan implicados ustedes al declararse descendientes de los que asesinaron a los profetas. 32 ¡Completen de una vez por todas lo que sus antepasados comenzaron!
33 »¡Serpientes! ¡Camada de víboras! ¿Cómo escaparán ustedes de la condenación del infierno? 34 Por eso yo les voy a enviar profetas, sabios y maestros. A algunos de ellos ustedes los matarán y crucificarán; a otros los azotarán en sus sinagogas y los perseguirán de pueblo en pueblo. 35 Así recaerá sobre ustedes la culpa de toda la sangre justa que ha sido derramada sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel hasta la de Zacarías, hijo de Berequías, a quien ustedes asesinaron entre el santuario y el altar de los sacrificios. 36 Les aseguro que todo esto vendrá sobre esta generación.
37 »¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como reúne la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, pero no quisiste! 38 Pues bien, la casa de ustedes va a quedar abandonada. 39 Y les advierto que ya no volverán a verme hasta que digan: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!” »
AL FINAL CUANDO JESUCRISTO TERMINO DE HABLAR NOTEN QUE JESUCRISTO DIJO ACUSO A TODOS ESTOS MEESTROS JUDIOS,DICIENDO JERUSALEN JERUSALEN QUE MATAS A LOS JUDIOS.EN ROMA NO HABIA MESTROS DE LA LEY,TAMPOCO ESTOS CREIAN EN LA EY DE MOIESES,QUE ES A LA UNICA LEY.
¿QUIENES ERAN LOS ESCRIBAS,FARISEOS Y LOS MAESTROS DE LA LEY?
A diferencia de los saduceos (o zadokitas y otras variantes), los fariseos lograron que sus interpretaciones fueran aceptadas por la mayoría de los judíos. Por ello, tras la caída del Templo (Santuario del pueblo Israelita), los fariseos tomaron el control del judaísmo "oficial", y transformaron el culto. El más alto representante del judaísmo era el Sumo Sacerdote, cargo que a la destrucción del templo se volvió innecesario; así el culto pasó a la sinagoga (בית כנסת, beit knéset, "casa de reunión" en hebreo).
De los antiguos fariseos surgió la línea rabínica ortodoxa de los doctores de la ley que fue la que redactó los distintos Talmud.
(Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Fariseos )
Ahora, los llamados "maestros de la ley", llamados también "ESCRIBAS", eran los "copistas o emanuenses" de la ley judía.
Bíblicamente los "maestros de la ley" o "escribas", estaban los que poseían el “equipo de escribano” para numerar y registrar las tropas. (Jue 5:14; compárese con 2Re 25:19; 2Cr 26:11.) Había escribas o secretarios relacionados con el trabajo en el templo. (2Re 22:3.) El secretario del rey Jehoás trabajaba con el sumo sacerdote en contar el dinero que se había contribuido, y luego se lo daba a los que pagaban el salario a los trabajadores que reparaban el templo. (2Re 12:10-12.) Baruc escribía lo que el profeta Jeremías le dictaba. (Jer 36:32.) Los secretarios del rey Asuero de Persia escribieron bajo la dirección de Hamán el decreto que promulgaba la destrucción de los judíos, y más tarde redactaron el contradecreto bajo la supervisión de Mardoqueo. (Est 3:12; 8:9.)
Jesús se irritaba con los escribas y fariseos porque no ponían en práctica los dictámenes más importantes de la ley judía que eran: la justicia, la misericordia, la fidelidad, la comprensión.
Jesucristo mismo llegó al grado extremo de irritabilidad que un día les dijo:
"Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, que son unos hipócritas!
Ustedes recorren mar y tierra para ganar un pagano y, cuando se ha convertido, lo transforman en un hijo del demonio, mucho peor que ustedes.
¡Ay de ustedes, que son guías ciegos! Ustedes dicen: ¿Jurar por el Templo no obliga, pero jurar por el tesoro del Templo, sí?.
¡Torpes y ciegos! ¿Qué vale más, el oro mismo o el Templo que hace del oro una cosa sagrada?
Ustedes dicen: ?Si alguno jura por el altar, no queda obligado; pero si jura por las ofrendas puestas sobre el altar, queda obligado?. ¡Ciegos!
¿Qué vale más, lo que se ofrece sobre el altar o el altar, que hace santa la ofrenda?
El que jura por el altar, jura por el altar y por lo que se pone sobre él. El que jura por el Templo, jura por él y por Dios que habita en el Templo. El que jura por el Cielo, jura por el trono de Dios y por Aquel que está sentado en él.
¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, que son unos hipócritas! Ustedes pagan el diezmo hasta sobre la menta, el anís y el comino, pero no cumplen la Ley en lo que realmente tiene peso: la justicia, la misericordia y la fe. Ahí está lo que ustedes debían poner por obra, sin descartar lo otro.
¡Guías ciegos! Ustedes cuelan un mosquito, pero se tragan un camello.
¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, que son unos hipócritas! Ustedes purifican el exterior del plato y de la copa, después que la llenaron de robos y violencias.
¡Fariseo ciego! Purifica primero lo que está dentro, y después purificarás también el exterior.
¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, que son unos hipócritas! Ustedes son como sepulcros bien pintados, que se ven maravillosos, pero que por dentro están llenos de huesos y de toda clase de podredumbre.
Ustedes también aparentan como que fueran personas muy correctas, pero en su interior están llenos de falsedad y de maldad.
¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, que son unos hipócritas! Ustedes construyen sepulcros para los profetas y adornan los monumentos de los hombres santos.
También dicen: ¿Si nosotros hubiéramos vivido en tiempos de nuestros padres, no habríamos consentido que mataran a los profetas?.
Así ustedes se proclaman hijos de quienes asesinaron a los profetas.
¡Terminen, pues, de hacer lo que sus padres comenzaron!
¡Serpientes, raza de víboras!, ¿cómo lograrán escapar de la condenación del infierno?
Desde ahora les voy a enviar profetas, sabios y maestros, pero ustedes los degollarán y crucificarán, y a otros los azotarán en las sinagogas o los perseguirán de una ciudad a otra.
Al final recaerá sobre ustedes toda la sangre inocente que ha sido derramada sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, al que ustedes mataron ante el altar, dentro del Templo.
En verdad les digo: esta generación pagará por todo eso.
¡Jerusalén, Jerusalén qué bien matas a los profetas y apedreas a los que Dios te envía! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus pollitos bajo las alas, y tú no has querido!
Por eso se van a quedar ustedes con su templo vacío.
Y les digo que ya no me volverán a ver hasta que digan: ¡Bendito sea el que viene en nombre del Señor!» (MATEO 23:13-39).
Bien te digo, y te confirmo, que aún HOY EN DÍA siguen, desgraciadamente, habiendo de estos HIPÓCRITAS FARISEOS y "MAESTROS DE LA LEY o LETRADOS", que me abstengo de dar "nombres", porque de lo contrario LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ y de OTRAS SECTAS... resultan suspendiéndome mis respuestas.
Saludos y hasta pronto.
¿QUIENES ERAN LOS ESCRIBAS Y DOCTORES DE LA LEY?
Los Escribas
El término escriba procede del latín scriba y del hebreo so-fer, que se traduce
como secretario, escribano o copista, y alude a una persona instruida.
Una clase de eruditos que hicieron del estudio sistemático de la ley y su exposición
su ocupación profesional (Mat 22:35; Luc 5:17; Luc 7:30; Luc 10:25; Luc 11:45;
Luc 14:3; Act 5:34).
SUS ALIANZAS
Ellos son, muchas veces, asociados con los fariseos (Mat 5:20; Mat 12:38; Mat 15:1;
Mat 23:2, Mat 23:13; Mar 7:5; Luc 5:21, Luc 5:30; Luc 6:7; Luc 11:53; Luc 15:2; Joh 8:3).
La mayoría de los escribas estaban unidos al partido de los fariseos, que reconocía
las interpretaciones legales de los escribas; los saduceos también tenían sus
escribas (Mar 2:16; Luc 5:30; Act 23:9). Los escribas de los días previos al exilio
eran escritores o intérpretes públicos, secretarios de gobierno, y copistas de la
ley y otros documentos (2Sa 8:17; 2Sa 20:25; 1Re 4:3; 2R 12:10; Pro 25:1; Jer 8:8;
Jer 36:18).
SUS ORIGENES
En los días del sacerdote Esdras (538 a.C. al 432 a.C.) se empezó a reconocer a los escribas o soferim como un grupo diferenciado. Eran los copistas de las Escrituras hebreas, muy cuidadosos en su trabajo, y a quienes les aterraban los errores.
En efecto; La naturaleza distintiva del oficio comienza con Esdras, quien se dio a la tarea de enseñar la ley a los exiliados que regresaron (Ezr 7:6, Ezr 7:10-11, Ezr 7:21). Al principio, esto naturalmente recayó sobre los sacerdotes (Nehemías 8), mas poco a poco se levantó un grupo separado de estudiantes profesionales quienes se dedicaron a la preservación, transcripción y exposición de la ley. Cuando durante el período helénico los sacerdotes líderes llegaron a corromperse grandemente con el paganismo, los escribas se convirtieron en los celosos defensores de la ley y los verdaderos maestros de la gente común.
SU DISCIPLINA METICULOSA
Y asi fue; con el transcurso del tiempo se hicieron extremadamente meticulosos, hasta el punto de que no solo contaban las palabras copiadas, sino incluso las letras, ya que la lengua hebrea sólo contaba con consonantes hasta varios siglos después de Cristo, y omitir una sola letra cambiaría con facilidad el sentido de una palabra. El simple hecho de escribir una palabra de memoria sin haberla pronunciado antes, se consideraba un pecado grave. Se dice que los escribas religiosos limpiaban con gran meticulosidad su pluma antes de escribir la palabra Elohim (Dios) o Adonai (Señor).
ALGUNA CORRUPCION EN LA TRADUCCION
Sin embargo, a pesar de este cuidado extremo para evitar errores involuntarios estos tomaron nuevas decisiones y con el transcurso del tiempo los escribanos o soferim empezaron a tomarse libertades al introducir cambios en el texto, como fue el caso de 134 pasajes en el texto hebreo primitivo a fin de que se leyese Adho-nái en lugar de YHWH y en otros pasajes se utilizó como sustituto de la palabra Elo-him. Muchos de los cambios que hicieron los escribanos se debieron a un espíritu supersticioso en relación con el nombre de Dios, y también para evitar antropomorfismos; es decir, dar a Dios atributos humanos.
En un principio los sacerdotes eran a su vez escribas (Esdras 7:1-6). Sin embargo se dio mucha importancia a que todos los judíos tuvieran conocimiento de la Ley. Los que estudiaron y tuvieron buena formación consiguieron el respeto del pueblo y con el tiempo estos eruditas, muchos de los cuales no eran sacerdotes, formaron un grupo independiente. Por ello en tiempos de Jesús la palabra escribas designaba una clase de hombres a quienes se había instruido en la Ley, por lo cual se les mencionaba como Maestros de la Ley o versados en ella (Lucas 5:17 y 11:45).
EN EL NUEVO TESTAMENTO
En la época del NT, ellos fueron reconocidos como los exponentes de la ley. Con orgullo, pretendieron apoderarse de las posiciones de primera categoría y se vistieron con mantos largos como la nobleza (Mat 23:5-7; Mar 12:38-39; Luk 11:43; Luk 20:46). Los escribas desarrollaron un sistema de enseñanza extenso y complicado con la finalidad de salvaguardar la santidad de la ley. Con la práctica de crear “una cerca alrededor de la ley”, ellos le hicieron añadiduras a sus requisitos ciertos (Mat 23:4; Luk 11:46). Esta vasta y complicada masa de enseñanza escriba, conocida como “la tradición de los ancianos” (Mat 15:2-6; Mar 7:1-13), era transmitida oralmente y requería prolongados estudios para ser dominada. Toda instrucción elevada estaba en sus manos. Ellos constituyeron un elemento importante entre los miembros del Sanedrín (Mat 26:57; Mar 14:43; Mar 15:1; Luk 22:66; Act 4:5).
Por lo general los escribas se unian a la secta religiosa de los fariseos
(Mas también son mencionados solos y no eran necesariamente fariseos (Mat 9:3; Mar 2:6; Mar 3:22; Mar 9:14; Luk 20:39) Pues este grupo de los fariseos reconocía las interpretaciones o tradiciones de los escribas que, con el transcurso del tiempo, habían llegado a ser un laberinto desconcertante de reglas minuciosas y tecnicas. La expresión escribas de los fariseos aparece varias veces en las Escrituras (Marcos 2:16, Lucas 5:;30, Hechos 23:9).
Sin embargo algunos escribas pertenecían al grupo de los saduceos, los cuales creían sólo en la Ley escrita, mientras que los escribas fariseos defendían con celo tanto la Ley como las tradiciones orales que se habían ido acumulando.
La gente respetaba a los escribas llamándolos Rabí, que significa mi grande y mi excelso. Era un título de respeto que se usaba para dirigirse a los Maestros, el cual se le aplica a Cristo en varios versículos del Nuevo Testamento.
LOS ESCRIBAS TENIAN AUTORIDAD JUDICIAL
Los escribas no solo eran responsables como rabinos de las aplicaciones teóricas de la Ley y de la enseñanza de ésta, sino que también poseían autorida judicial para dictar sentencias en tribunales de justicia y en el Sanedrín (Mateo 26:57, Marcos 15:1). No recibían ningún pago por juzgar y la Ley prohibía los regalos o sobornos, por lo que es posible que fueran remunerados únicamente por enseñar la Ley. Esto puede interferirse de las palabras que dijo Jesús cuando advirtió a la gente sobre la avaricia de los escribas, comparándolos con el asalariado a quien no le importaban las ovejas (Marcos 12:38-40, Juan 10:12-13).
En vista de que los escribas funcionaban como jueces y la ley prohibía que los jueces recibiesen presentes o sobornos (Exo 23:8; Deu 16:19), fueron obligados a ganarse la vida de otra manera. La mayoría de ellos, como Pablo (Act 18:3), ejercían algún oficio aunque su actividad como escriba era la principal. La denuncia que Cristo hizo de su avaricia hacía obvio que aunque profesaban ofrecer instrucción sin recargo alguno, ellos tenían maneras indirectas de asegurar sus honorarios (Mar 12:40; Luk 20:47).
LA OPOCISION DE LOS ESCRIBAS A JESUS
En vista de que Jesús rehusó ser atado por las añadiduras que los escribas hicieron a la ley (Mar 7:1-13; Jn 5:10-18), los escribas pronto se le opusieron ferozmente. A través de todo su ministerio, ellos fueron sus más resueltos oponentes (Mar 2:16; Luc 5:30; Luc 15:2). Su hipocresía e implacable odio motivaron la devastadora denuncia de Cristo en contra de ellos (Mateo 23). Ellos jugaron un papel importante en la muerte de Jesús (Mat 26:57; Mat 27:41; Mar 15:1, Mar 15:31; Luc 22:66; Luc 23:10) y en la persecución de la iglesia primitiva (Hch 4:5; Hch 6:12). Nicodemo y Gamaliel eran escribas.
Los doctores de la ley
“Aconteció un día, que él estaba enseñando, y estaban sentados los fariseos y doctores de la ley, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, y de Judea y Jerusalén; y el poder del Señor estaba con él para sanar.” Lucas 5:17.-
A los doctores de la ley se les conocia tambien como Rabino :
1.- Doctor de la ley judía, encargado de interpretar las Sagradas Escrituras.
2.- Jefe espiritual de una comunidad judía. Y comunmente enseñabanen las sinagogas.
3.- También se les conoce como rabí. ya que los doctores eran los maestros de la Ley, de la secta de los Escribas, Fariseos y Saduceos,que tanto se opusieron a la obra de Jesús y sus Apóstoles,
En el evangelio de Lucas, en su interesante episodio de la niñez de Jesús cuando tenía doce años, nos dice que el niño se asombró de que sus padres pensaran que él estaba perdido pues daba por sentado que José y María sabrían que el único lugar a donde podían ir por él era el templo. Lea Lucas 2.41-50. Dice el v 46 que sus padres “lo hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles” ¿Quienes eran los doctores de la ley?
Un doctor de la ley, era un hombre judío con un profundo conocimiento de la ley de Moisés y por extensión, de las Escrituras. Los diccionarios bíblicos nos dicen que generalmente para que un conocedor de la ley fuera considerado un doctor, era necesario que aprobara una especie de examen ante otros doctores reconocidos, aunque como veremos enseguida, no necesariamente.
La palabra griega en Lc 2.46 nos ilumina: es la palabra nomodidáskalos, (nomo=ley, didáskalos=maestro); llanamente, maestro de la ley. Es decir, un doctor o maestro de la ley era alguien con un profundo conocimiento de la ley de Dios capacitado para enseñar sobre ella. La relación del joven Saulo de Tarso con Gamaliel nos ayuda a entender más este aspecto. Pablo dijo que había sido educado a los pies de Gamaliel, es decir que había sido su discípulo y Lucas nos dice que Gamaliel era un doctor de la ley, (Hch 5.34). No debemos pasar por alto que la palabra “maestro” es “rabbí” o “rabí” en arameo.
Interesantemente Juan el bautista también fue considerado por muchos un rabí (Jn 3.26) lo cual nos ayuda a entender que cuando un hombre, no importando su formación, dejaba ver que tenía un conocimiento fuera de lo común que al enseñarlo era aceptado por cierta cantidad de personas que se le juntaban como discípulos, era considerado un rabí. Cuando un judío llamaba a Jesús maestro o rabí por supuesto estaba usando la palabra en su sentido usual y prácticamente único; Jesús, quien era de la tribu de Judá, aceptó que se le llamara así, y hasta enseñó a sus discípulos que le consideraran como su único maestro. Juntando todo lo anterior, es posible afirmar que los doctores de la ley, escribas, rabís y maestros, son en el Nuevo Testamento los mismos.
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Los antiguos escribas y la Palabra de Dios
LAS Escrituras Hebreas se completaron a finales del siglo V antes de nuestra era. En los siglos que siguieron hubo eruditos judíos —sobre todo los soferim y, posteriormente, los masoretas— que fueron meticulosos custodios del texto hebreo, compilado en rollos. Sin embargo, los libros más antiguos de la Biblia se remontan a los días de Moisés y Josué, mil años antes del tiempo de los soferim. Como se escribieron sobre materiales perecederos, tuvieron que copiarse muchas veces. ¿Qué se sabe sobre la profesión de escriba en aquella época remota? ¿Había copistas capacitados en el antiguo Israel?
Los manuscritos bíblicos más antiguos de que disponemos hoy figuran entre los Rollos del mar Muerto, algunos de los cuales datan de los siglos tercero y segundo antes de nuestra era. El profesor Alan R. Millard, experto en lenguas y arqueología del Oriente Medio, explica: “Aunque no contamos con copias más antiguas de ninguna parte de la Biblia, las culturas vecinas nos muestran cómo trabajaban los escribas, y esa información nos ayuda a evaluar el texto hebreo y su historia”.
La profesión de los antiguos escribas
Hace cuatro mil años, en Mesopotamia ya se producían textos históricos, religiosos, jurídicos, académicos y literarios. Florecieron las escuelas de escribas, y una de las disciplinas que se enseñaba en ellas era el copiado fiel de textos. De hecho, los expertos de la actualidad tan solo encuentran cambios mínimos en textos babilonios copiados vez tras vez durante un milenio o más.
La profesión de escriba no se circunscribía a Mesopotamia. “Un escriba babilonio de mediados del segundo milenio antes de nuestra era se sentiría como en casa en cualquiera de los centros de escribas dispersos por toda Mesopotamia, Siria, Canaán e incluso Egipto”, señala The Oxford Encyclopedia of Archaeology in the Near East.*
En tiempos de Moisés, los escribas se contaban entre las clases más privilegiadas de la sociedad egipcia. Continuamente copiaban obras literarias, y su labor se representa en decoraciones funerarias de más de cuatro mil años de antigüedad. La enciclopedia antes citada dice respecto a los escribas de aquella época: “Ya en el segundo milenio antes de nuestra era habían creado una colección de obras literarias en las que se reflejan las grandes civilizaciones de Mesopotamia y Egipto. Además, habían establecido un código ético para el escriba profesional”.
Este “código ético” incluía el uso de colofones, o añadiduras al texto principal, que ofrecían datos como los nombres del escriba y del propietario de la tablilla, la fecha, la fuente del original utilizado para la copia o la cantidad de líneas escritas. Muy a menudo, el escriba añadía: “Fiel a su original, escrito y revisado”. Estos detalles indican que los antiguos copistas se preocupaban mucho por la exactitud.
El profesor Millard, citado anteriormente, agrega: “Se percibe un proceso de copiado que incluía la revisión y la corrección, un proceso que contaba con mecanismos para cerrar el paso a los errores. Algunos de los métodos empleados —en especial contar las líneas o las palabras— resurgen en las tradiciones de los masoretas a principios de la Edad Media”. Por lo tanto, puede afirmarse que en el Oriente Medio, para la época de Moisés y Josué, ya se promovía la transmisión exacta de los escritos existentes.
Ahora bien, ¿tenían también los israelitas copistas cualificados? ¿Qué indican las pruebas que la propia Biblia aporta?
Los escribas en el antiguo Israel
Hallamos un primer ejemplo en Moisés, quien creció en el seno de la casa de Faraón (Éxodo 2:10; Hechos 7:21, 22). Según los egiptólogos, tuvo que aprender a dominar la escritura egipcia y por lo menos algunas habilidades de los escribas. En su libro Israel in Egypt, el profesor James K. Hoffmeier señala: “Hay razones para creer en la tradición bíblica que afirma que Moisés era capaz de registrar sucesos, llevar un diario de viaje y encargarse de otras tareas propias de los escribas”.*
La Biblia también habla de otros israelitas de la antigüedad que tenían habilidades semejantes. Según la obra The Cambridge History of the Bible, Moisés “nombró funcionarios [...] para que dejaran constancia escrita de las decisiones que se tomaban y de los niveles jerárquicos”. Esta conclusión se basa en Deuteronomio 1:15, que dice: “De modo que [yo, Moisés,] tomé los cabezas de sus tribus [...] y los puse como cabezas sobre ustedes: jefes de millares y jefes de centenas y jefes de cincuentenas y jefes de decenas y oficiales de sus tribus”. ¿Quiénes eran estos oficiales?
La palabra hebrea para “oficial” aparece varias veces en textos bíblicos referentes a los días de Moisés y Josué. Distintos expertos indican que dicho término significa “secretario escribano”, “uno que ‘escribe’ o ‘registra’” y “escribano de tribunal”. Las apariciones de esta palabra hebrea muestran que en Israel existía una cantidad considerable de tales secretarios y que se les encomendaron muchas responsabilidades de peso en la temprana administración de la nación.
Un tercer ejemplo es el de los sacerdotes de Israel. La Encyclopaedia Judaica llega a la conclusión de que sus “deberes religiosos y seglares les exigían saber leer y escribir”. Por ejemplo, Moisés dio este mandato a los hijos de Leví: “Al cabo de cada siete años [...] leerás esta ley enfrente de todo Israel”. Los sacerdotes llegaron a ser los custodios de la copia oficial de la Ley, y ellos autorizaban y supervisaban la elaboración de otras copias (Deuteronomio 17:18, 19; 31:10, 11).
Veamos cómo se realizó la primera copia de la Ley. En el último mes de su vida, Moisés les dijo a los israelitas: “En el día que crucen el Jordán a la tierra que Jehová tu Dios te da, entonces tienes que erigirte grandes piedras y blanquearlas con cal. Y tienes que escribir sobre ellas todas las palabras de esta ley” (Deuteronomio 27:1-4). Tras la destrucción de Jericó y de Hai, los israelitas se congregaron en el monte Ebal, situado en el centro de la Tierra Prometida, y Josué escribió en las piedras de un altar “una copia de la ley de Moisés” (Josué 8:30-32). Aquellas inscripciones exigieron que hubiera tanto escritores como lectores, lo que indica que los antiguos israelitas tenían las capacidades y destrezas necesarias para preservar con exactitud sus textos sagrados.
La integridad del texto bíblico
En épocas posteriores a la de Moisés y Josué se produjeron otros rollos escritos en hebreo, y también de ellos se realizaron copias manuscritas. A medida que estas se deterioraban o sucumbían a los efectos de la humedad o el moho, tenían que ser reemplazadas, por lo que el proceso de copiar y copiar siguió vivo a lo largo de los siglos.
A pesar del cuidado que ponían los copistas de la Biblia, inevitablemente se introdujeron algunos errores. Sin embargo, ¿provocaron cambios significativos? La respuesta es no. En conjunto, son insignificantes y no tienen ningún efecto sustancial en la integridad del texto bíblico, como lo demuestra la comparación crítica de manuscritos antiguos.
Para los cristianos, el punto de vista de Jesucristo sobre los primeros libros bíblicos constituye una confirmación de la integridad textual de las Santas Escrituras. Expresiones como: “¿No leyeron en el libro de Moisés [...]?”, o como: “Moisés les dio la Ley, ¿no es verdad?”, muestran que Jesús consideraba que las copias manuscritas que circulaban cuando él estuvo en la Tierra eran confiables (Marcos 12:26; Juan 7:19). Además, confirmó la integridad textual de la totalidad de las Escrituras Hebreas cuando dijo: “Todas las cosas escritas en la ley de Moisés y en los Profetas y en los Salmos acerca de mí tenían que cumplirse” (Lucas 24:44).
Por lo tanto, no faltan razones para confiar en que las Santas Escrituras se han transmitido con exactitud desde la antigüedad. Es tal como declaró por inspiración divina el profeta Isaías: “La hierba verde se ha secado, la flor se ha marchitado; pero en cuanto a la palabra de nuestro Dios, durará hasta tiempo indefinido” (Isaías 40:8).
[Notas]
Josué, quien vivió a mediados del segundo milenio antes de nuestra era, menciona una ciudad cananea llamada Quiryat-séfer, nombre que significa “Ciudad del libro” o “Ciudad del escriba” (Josué 15:15, 16).
Pueden hallarse referencias a que Moisés puso por escrito cuestiones jurídicas en textos como Éxodo 24:4, 7; 34:27, 28 y Deuteronomio 31:24-26. En Deuteronomio 31:22 se indica que transcribió una canción, y en Números 33:2 leemos que anotó el itinerario que siguieron los israelitas en su viaje por el desierto.
[Ilustración de la página 18]
Escriba egipcio
[Ilustración de la página 19]
Los libros más antiguos de la Biblia datan del tiempo de Moisés
YA HAN NOTADO QUE NO MIENTO,NO SE DEJEN ENGAÑAR,ESPERO QUE ESTE TEMA LES HAYA GUSTADO Y FASCINADO,DIOS LES BENDIGA,LES CUIDE Y LES DE INTELIGENCIA PARA DESCUBRIR MAS VERDADES COMO ESTA.
PUBLICADO EN EL SUPUESTO SIGLO XXI(21) EN LA EPOCA PAPAL DEL PAPA FRANCISCO I(1)
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